Había una vez... la poesía japonesa.
Traigo aquí el poema más corto. No necesita más para resultar melancolía en estado puro.
No rima, no.
Ni le hace falta, ni se admitía en este estilo. Si había rima se consideraba un error, una locura o dislexia del autor. No van mal encaminados, la esquizofrenia busca la rima.
Vigilaban el número de sílabas. Entendían que la poesía estaba dentro del poema en sí. En su espíritu, no en su letra. Y lo logran, vaya si lo logran.
Este choka -así llamado- tiene un bonito dibujo en sus kanjis japoneses. Tiene un bonito sonar pronunciado en japonés. Pero sobretodo golpea con su significado en el centro del pecho. Me hace preguntarme qué será de mí sin mis niños en casa, cómo será mi vida, cómo será mi corazón. Y por primera vez me siento a contemplar un aspecto de mi mayoría de edad en el que todavía no había pensado. Será que todavía somos demasiado pequeños para verlo.
Ahí va el poema:
瓜食めば | Uri hameba | Cuando como sandías |
子ども思ほゆ | Kodomo Omooyu | Mis niños me vienen a la mente; |
栗食めば | Kuri hameba | Cuando como castañas |
まして思はゆ | Mashite Omowayu | La nostalgia es aún peor. |
何処より | Izuko yori | ¿De dónde vienen, |
来りしものそ | Kitarishi monozo | Oscilando ante mis ojos. |
眼交に | Manakai ni | Dejándome desamparado |
もとな懸りて | Motona kakarite | Incesantemente noche tras noche. |
安眠し寝さぬ | Yasui shi nesanu |
Sin dejarme descansar en paz?
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No contento con esto, el autor remata con un tanka (lo que después serían los haikus, cinco versos nada más). Me congratula pensar que en algún momento del espacio- tiempo, hay al menos un viejecito japo que me entiende bien.
銀も | Shirogane mo | ¿Qué son para mí, |
金も玉も | Kogane mo tama mo | plata, oro, o joyas? |
何せんに | Nanisen ni | ¿Cómo podrían ellos |
まされる宝 | Masareru takara | Igualar el mayor tesoro |
子にしかめやも | Koni shikame yamo | que es un niño? |
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