domingo, 8 de marzo de 2020

8 de marzo


"[…] Alejandro Magno, siempre ansioso de grandezas y reinos, proseguía su carrera triunfal y conquistadora, de victoria en victoria, de reino en reino, y atravesando los montes de las tinieblas, llegó por último a los extremos de Asia, y se encontró ante el paso de las Amazonas, donde las mujeres cumplen los menesteres guerreros y combaten en lugar de los hombres. No se asustaron un punto las valerosas guerreras a la vista del conquistador, sino que, sin dar muestras de humillación o miedo, le enviaron a su encuentro una de sus compañeras como embajador, que con sincero acento habló así a Alejandro: - ¡Señor! si tienes pensamiento de hacernos la guerra, meditas una empresa loca. Si vences ¿ qué gloria será haber vencido a una mujer? Si eres vencido, ¡qué deshonor, ser vencido por mujeres!
Alejandro, convencido por tales palabras, abandonó la empresa; pero antes de alejarse quiso que se esculpiesen sobre una piedra estas palabras: "Yo, Alejandro, hasta aquí un necio y vano, aprendí de las mujeres". (Talmud )

Un relato, directo desde la Babilonia del siglo III. Y seguimos dándole vueltas al asunto, como si no hubiéramos aprendido nada.
Que la dominación es una mierda como un piano, que sólo vale para la guerra.
Que el amor en cualquiera de sus formas triunfa más . Hombro con hombro, codo con codo, espalda contra espalda.
Sin excusas. Sin alardes. Sin disfraz.



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